Del quedarse callado I
Otra más de mis listas. En esta ocasión: mis diez razones de por qué hay que callarse la boca:
- En boca cerrada no entran moscas.
- Nunca discutas con un idiota porque la gente puede no notar la diferencia.
- Al hablar estás colocando en bandeja de plata al adversario tus intenciones y lo que estás pensando. Cuando hablas, tú única intención es demostrarte a ti mismo que tienes razón, o demostrárselo a tus adláteres: tu adversario se reirá muy ufano de tí, bien sea abiertamente, o para sus adentros.
- Cuando atropellas con las palabras revelas cuanto te hace falta que te oigan: seguramente tus padres, tus maestros, o tus amigos no te dejaban hablar o simplemente no te prestaban atención: en consecuencia te sientes inferior y lo demuestras al hablar.
- Según Pedro Emilio Coll se puede llegar a ser presidente de la república simplemente permaneciendo en silencio: otros lo logran ladrando, mugiendo y balando: por lo tanto, las palabras y los rugidos no son necesarios: el león ruge cuando tiene hambre o cuando desea sexo: cuando se trata de defender o atacar son las garras y los colmillos los que hablan.
- Es preferible callarse la boca: si hablas todo el tiempo, la gente deja de prestarte atención aun cuando lo que estás diciendo sea algo diferente o algo importante: no te tomarán en cuenta por lo que hablas, sino por lo que haces.
- Al hablar siempre corres el riesgo que te manden a callar.
- Una oración es un sujeto, verbo y predicado: para algunos una oración es un “yo” un predicado y otro predicado: así que éstos habladores lo que deberían es callarse la boca y regresar a la escuela.
- No lo diga, escríbalo: si lo que hablas es 10 veces más que lo que escribes, revísate: eres un hablador de gamelote.
Y Finalmente
la razón número 10 de porqué debemos callarnos la boca:
10. Nunca te llamarán sabio: los sabios no hablan, sino que prestan atención.