La mayoría de los juegos del tipo Diablo, Dungeon Siege y otros similares tienen como ancestro toda una generación de juegos comúnmente conocidos como Roguelike. Básicamente se trataba de pelear contra monstruos de todo tipo, la mayoría provenientes del señor de los anillos, pero también de la mitología occidental como Centauros, Dragones, duendes, y los famosos leprechaun. Los leprechaun son tramposos duendes que te roban tu tesoro cuando menos te lo esperas. Parecen acecharte, justo cuando has logrado tus mejores victorias y conseguido los mejores tesoros, y entonces, de improviso, se acercan, te roban, y sin que te des cuentas, tu “inventario ” indica que lo has perdido todo. Durante años combatí a esos endemoniados leprechaun en Rogue, Moria y en Hack, y realmente tengo que confesar que nunca logré derrotarlos completamente. A veces me levantaba de mi viejo terminal VT100 enardecido por la forma traicionera como me robaba, y la impotencia de no poder asestarle un buen golpe, sin importar que en mis manos tuviera el más poderoso mandoble. Así que me desconectaba de mi máquina Unix y salía corriendo. Pues bien, hoy me siento como que el leprechaun me volvió a robar. La única diferencia es que en el juego de la vida venezolana no se puede hacer logout. Hay que seguir jugando.