En mis páginas de las redes sociales, en gmail, e inclusive en alguna parte de este blog se puede leer mi motto: “Vivir sin virtudes aparentes, en las que, igual que el funámbulo sobre la cuerda floja, o bien camina, o bien cae”. Esta lapidaria sentencia de Nietzsche tiene que ver mucho más con el temple de carácter y la autenticidad primordial para vivir sobre la base de los méritos propios que asumir riesgos innecesarios o futiles como podría pensarse a primera vista ( pues ese es el problema que hay con Nietzsche y él no se cansó de decirlo, a primera vista él era mal interpretado). Y este estilo de vida genera resultados inesperados y requisitos indispensables: el fracaso no es una opción, el éxito es obligatorio.
Dentro de este marco, entender otros estilos de vida resulta tan difícil como bizarro. Es increíble cuánta gente no solamente en mi país sino en el mundo vive al borde, al límite, pero no buscando un resultado, sino solamente con el objetivo de continuar, porque la vida, según este estilo de vida, es “no hay más alternativa”, “qué le vamos a hacer”. Y esto es como el reconocimiento de la derrota, más aún, hacer de la derrota un estilo de vida. Por ello, dentro de este estilo de vida el salvavida es más que un artículo de supervivencia, es una prenda de vestir, porque en cualquier momento podemos estar con el agua al cuello.
Rara vez presto atención a los detalles cuando veo a otras personas (como el agente 86 que ignora por completo que en su casa hay cuadros en las paredes). Pero cuando lo hago, y descubro lo bizarro, lo incomprensible de una situación donde según mi criterio con mínimas medidas todo podría ser solventado, mi mente se queda en blanco sin poder descubrir las motivaciones de tener que vivir así. Y la latica de atún, por si acaso, para cuando todo se acabe, es un ejemplo desconsolador, siniestro si se quiere de todo esto. Impertérrita, ajena a todo su significado, yace en la alacena en un lugar misteriosamente intocable, sólo para aquellas situaciones diariamente inminentes teñidas de una incapacidad para salir del estancamiento y el fracaso.