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Qué era lo que tenía que hacer hoy, que era tan importante

07-08-2013 4:56 PM

Yo tengo serios, graves, complicados  y confusos sentimientos  con noviembre desde que era niño. Ni hablar de diciembre. Sentimientos que son todo recuerdos, fundidos en una sola cosa, y transformados la una en la otra. Ahora no se si se trata de recuerdos o de sentimientos, o de sentimientos sobre recuerdos o recuerdos de sentimientos. Recuerdos de cosas que inclusive nunca sucedieron, desencuentros, tristezas, esperanzas no satisfechas. Por el contrario, enero siempre ha sido un mes similar a un lunes, oculto por una bruma que se despeja lentamente, algo malhumorado, protestón, parecido a un motor que no arranca, humedecido por el rocío de la mañana, y todavía somnoliento por la resaca y la inactividad que le dejó el mes anterior.

Así podría hablar sobre cada mes, lo cual ahora me resulta muy tedioso, por lo que iré al grano sin mayores circunloquios. Y como se acostumbra cuando decimos “sin mayores circunloquios”, quiero hablar hoy de agosto. Agosto es el mes de las recompensas y los pagos. Es el mes del pago, no necesariamente bueno, no necesariamente jugoso. Y cuando digo pago me refiero al que se recibe y al que se da. Si el trabajo fue bueno en el desfile de meses anteriores, agosto es una recompensa. Si fue malo, es un castigo. Pero la mayoría de las veces ni es lo uno ni es lo otro. Es el coronel viendo el desfile del circo, con payasos, elefantes, gorilas, la mujer gorda, el hombre más fuerte, la mujer con barba, el enanito y toda su confusión y vacío cuando el desfile termina. Agosto es, entonces, un desfile que termina.

Sin embargo, de ahora en adelante agosto tendrá para siempre un nuevo sabor o sinsabor que no podré cambiar jamás. Este agosto dadivoso, se presentó desde el comienzo con sorpresas. Mi mama murió una mañana de agosto, resuelta y decidida, firme como una mata de guayaba, así era, sin pedir permiso, tal como es.  Fue y siembre será una luz radiante de alegría y determinación a hacer las cosas bien, tal como se hacían antes, de la forma la correcta. La casa, el matrimonio, su esposo, sus hijos, las buenas costumbres, esa era su vida. ¡Descansa madre querida!